Manifiesto Docente a favor de la conservación de la Canal Roya

Los y las firmantes de este manifiesto, docentes en ejercicio con destino en centros educativos de las comarcas de la Jacetania y del Alto Gállego (así como del resto de Aragón y del conjunto del Estado), trasladamos en este escrito nuestra preocupación y rechazo al proyecto de unión de las estaciones de esquí de Astún y de Formigal a través de la Canal Roya. En nuestra opinión, esta actuación es agresiva desde el punto de vista ambiental y no se corresponde con el modelo de desarrollo sostenible al que se tiene que dirigir nuestra acción educativa. Los educadores interactuamos diariamente con la próxima generación y este contacto constante nos obliga moralmente a defender sus derechos. Por tanto, consideramos que el ejercicio de nuestra profesión nos habilita para opinar sobre el mejor uso de los fondos europeos que reciben precisamente este nombre ("the next generation") y es por ello por lo que exponemos los siguientes argumentos:

1- Objetivos educativos. Las sucesivas leyes orgánicas de Educación coinciden, al marcar sus objetivos, principios y fines, en dirigir la acción educativa de las nuevas generaciones hacia el desarrollo sostenible y la adquisición de valores que propicien la sensibilidad y el respeto hacia el medio ambiente como parte de una educación hacia la transición ecológica. A nuestro juicio, el proyecto de unión de las estaciones va dirigido precisamente en contra de este espíritu, a pesar de los esfuerzos de sus promotores en minimizar el impacto ambiental e incluso en maquillar esta actuación a través de reiteradas declaraciones a los medios afines (casi todos), erigidos en altavoces de las proclamas institucionales. Consideramos además que este proyecto incumple varios de los objetivos de desarrollo sostenible (O.D.S.), definidos por la ONU y que guían cada vez más la acción educativa hacia y para las nuevas generaciones.

2- El valor educativo del paisaje natural. Frente a la homogenización del paisaje urbanizado, el paisaje natural conserva una singularidad que, además de ser un reclamo para muchos visitantes (procedentes la mayoría de las ciudades), tiene un indudable valor educativo. Además de la adquisición de hábitos físicos saludables, la realización de actividades en un medio natural no urbanizado permite primero conocer y valorar la importancia de la naturaleza para después proceder a cuidar de forma activa el medio ambiente, del mismo modo que la realización de actividades culturales fomenta la valoración y el cuidado del arte. En tiempos de escasa salud mental, el cuidado y la protección del medio ambiente se correlaciona con el cuidado de la propia salud, tanto mental como física. 

3- La conservación del patrimonio natural. El impacto de la ejecución de las obras que se contemplan en este proyecto (construcción de decenas de pilonas, estaciones intermedias y carreteras de acceso para la maquinaria pesada en una zona de compleja orografía que seguramente necesitará de cuantiosas partidas económicas complementarias) junto con la posterior masificación de zonas alpinas que implicará su futura explotación (instalación de restaurantes y comercios en zonas de alta montaña) choca frontalmente con nuestro papel educativo que es el de promover en nuestro alumnado valores de protección de los bienes culturales y naturales para el disfrute colectivo de las generaciones actuales y venideras. La singularidad paisajística de la Canal Roya (valle glaciar, lagos de montaña y volcanes extintos), la fragilidad de los ecosistemas subalpinos y alpinos, la especial orientación del valle que lo convierte en un valioso corredor ecológico entre los valles del Aragón y de Tena y la presencia de muestras del megalitismo pirenaico, impone en la población local un deber ético en el sentido de conservar este patrimonio común de valor extraordinario para toda la ciudadanía, conservación que no es incompatible con una explotación económica, siempre que sea verdaderamente sostenible (turismo activo, educación medioambiental, ganadería extensiva de montaña, etc).

4- Hacia un nuevo modelo socioeconómico. Se nos vende este proyecto como una actuación necesaria para la fijación de la población y que no esté condenada a vivir únicamente de la ganadería extensiva (Lambán dixit). Creemos que no vivimos en una zona deprimida que tenga que sacrificar naturaleza por crecimiento económico. El modelo que se nos propone sigue apostando por el cemento y la destrucción de la naturaleza y tiene claros signos de agotamiento con un coste para la población local como la creación de puestos de trabajo gran estacionalidad, el aumento del precio de bienes y servicios (algo que, por ejemplo, provoca que no se cubran algunas plazas de docentes porque el coste de la vivienda es demasiado elevado) y la saturación de los servicios e infraestructuras locales en temporada alta. La necesaria reformulación del modelo turístico debe pasar por la desestacionalización de su oferta, las actividades en el medio natural e incluso otras formas menos invasivas de disfrutar de la nieve (raquetas, esquí de montaña, etc). Para que de nuestras aulas salgan grandes profesionales con oportunidades de quedarse en la zona también se debería buscar y potenciar nuevos sectores aparte del turismo. Por otra parte, al hilo de las frecuentes noticias que alertan de la falta de personal cualificado en los gremios (los turistas también los necesitan), habría que reforzar aún más la formación profesional en nuestras comarcas.

5- Una ciudadanía participativa y con espíritu crítico. Los docentes, al implicarnos en la formación de los futuros ciudadanos, fundamentamos nuestra acción en la necesaria participación ciudadana en aquellos asuntos que se publicitan de interés general y además están regados con dinero público. La educación debe promover el espíritu crítico del alumnado y favorecer su creatividad a la hora de emprender nuevas formas de desarrollo. Por ello, no estamos de acuerdo en el modo en que están procediendo aquellos que se encuentran al frente de las instituciones (D.G.A., Diputación de Huesca y municipios). Se trata de un proyecto prácticamente desconocido en sus detalles, que no ha sido sometido a información pública y del que se filtran los supuestos beneficios a través de los medios (algunos de ellos pertenecientes a partes directamente implicadas en esta actuación) a la vez que se minimizan ramplonamente las afecciones medioambientales. Incluso se habla de una “reversibilidad” de la actuación (sin dar detalles de cómo sería, por supuesto), algo que puede dar idea de la escasa fe en el futuro del proyecto que tienen sus propios promotores.

6- Las necesidades de la educación y de la población. Aparte del hecho de que la inversión pública se focalice en unos pocos negocios ligados al ocio de invierno y restringidas a unas áreas rurales muy concretas, observamos con preocupación, no ya el reparto poco solidario de estos fondos,  sino el progresivo abandono de la inversión en las zonas rurales (incluyendo aquellas supuestas beneficiarias del costoso proyecto de equipamientos mecánicos de la Canal Roya) en cuanto a servicios básicos como son los sanitarios, las vías de comunicación (tanto físicas como virtuales) y, por supuesto, los educativos. Creemos que la inversión en mejorar pilares del estado de bienestar como, por ejemplo, la educación y la sanidad debería ser prioritaria frente a nuevas inversiones en infraestructuras para proyectos que presentan problemas de saturación y un futuro incierto.           

No negamos la importancia del turismo de la nieve en la economía de nuestras comarcas. Lo que rechazamos es una proyección futura de carácter industrial que se quiere imponer mediante ampliaciones y conexiones de elevados costes (ambiental y económico), ya que la consideramos anacrónica, basada en supuestos beneficios poco creíbles y que no tiene en cuenta la emergencia climática actual que va a rebajar la calidad y cantidad de la nieve, además de la duración de las temporadas. Entendemos que hay otras vías para potenciar el turismo invernal como la mejora de las instalaciones existentes ya en las estaciones de esquí (algunas bastante obsoletas) o la implantación de alternativas menos invasivas. Consideramos que los valles pirenaicos, junto con su condición de reserva hidrológica y de biodiversidad, conservan todavía en su estado actual un importante potencial para un turismo sostenible, ligado a la naturaleza y a los valores paisajísticos, con una demanda creciente por parte de nuestros visitantes, procedentes la mayoría de grandes ciudades.


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